En una época donde el arte del sampleo alcanza niveles tan sofisticados como los de The Avalanches o los productores de Future Funk, es común que surjan fragmentos de viejas joyas olvidadas que nos hacen preguntarnos: ¿de dónde viene esto? Ahí nace la magia del sampleo, en cómo se puede tomar un sonido del pasado y convertirlo en algo nuevo, fresco, único. Pero para que funcione, ese fragmento necesita tener algo especial… y no ser demasiado obvio. ¿Para qué samplear a Michael Jackson si todo el mundo lo reconoce al instante?
Y ahí es donde entran los verdaderos misterios musicales: tracks que suenan increíbles, atemporales, casi mágicos… pero que no tienen un rostro, una historia clara, un autor conocido. No son one-hit wonders en el sentido clásico. De hecho, muchos de ellos no tuvieron “hits” como tal en su momento. Solo un track que trascendió a través del tiempo, muchas veces gracias al trabajo de algún productor contemporáneo que decidió rescatarlo.
Pero, ¿qué pasa cuando el sample es tan raro, tan desconocido, que ni siquiera puedes encontrar al artista original? ¿Qué pasa cuando la canción sobrevive… pero su creador se esfuma? Es ahí donde aparece ese pequeño género fantasma de canciones más grandes que quienes las hicieron.
No todo lo desconocido, lo es realmente
Vale la pena mencionar que no todos los casos de rarezas musicales implican artistas desaparecidos. Podría llenar esto de tracks relativamente desconocidos pero no todos realmente son joyas perdidas, por ejemplo, la canción “Searching for Some Peace of Mind” de Fi7i, uno de los tracks más icónicos del future funk, samplea “Ketenangan Jiwa” del malasio Dato’ Sudirman. Para muchos aquí en México, ese nombre no diría nada, pero en su país fue una figura tan icónica como Juan Gabriel o Joan Sebastian en el nuestro.
Ese tipo de casos abundan en géneros como el city pop japonés, el funk africano o el disco turco. Pero la diferencia es que, con algo de investigación, puedes encontrar más: otros discos, historia del artista, entrevistas, vida. Con Lustt y Giusy Dej no hay nada de eso. Es un vacío. Una incógnita.
En fin… vamos con esas verdaderas joyas perdidas: las canciones que sobrevivieron al olvido, incluso cuando sus creadores parecían destinados a él:
Lustt – Pillow Talk
Descubrí esta versión gracias a “Private Caller” de Saint Pepsi, uno de los productores más representativos del vaporwave. Su uso del sample es tan limpio, tan elegante, que tuve que ir a buscar de dónde venía. Me encontré con Pillow Talk, un clásico del soul originalmente interpretado por Sylvia en los 70s (una artista muy conocida en su época, por cierto). Pero la versión de Lustt era distinta. Más sintética, con vibras synth-pop, y una voz más etérea.
Buscando más sobre Lustt… nada. Wikipedia apenas menciona el cover y enlaza a Suzanne Stevens, una cantante canadiense cuya voz podría coincidir… pero no hay ninguna confirmación. En Discogs, los créditos del vinilo no mencionan a Stevens, sólo una frase al fondo que dice: “Special thanks to Glenda”.
¿Fue Glenda? ¿Fue Suzanne con seudónimo? ¿Fue un proyecto de estudio? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que dejó uno de los covers más interesantes del tema, ahora inmortalizado gracias a una nueva generación de escuchas que lo encontró, lo sampleó y lo revivió sin saber de dónde vino.
Giusy Dej – Follow Me
Este track lo conocí escuchando un set de Boiler Room de Yung Lean. Entre beats medio glitch, atmósferas dreamy y texturas de club, sonó este track que parecía sacado de una producción actual: bajos potentes, ritmos lentos, synths melódicos. Para mi sorpresa, era 1984.
“Follow Me” fue lanzado por el sello italiano Disco In, pero volvió a circular en 2017 gracias a Mothball Record, un sello especializado en reediciones de italo disco y rarezas de culto. Esta edición moderna incluyó versiones editadas y remixes, algo muy típico en lanzamientos de electrónica contemporánea, lo que me hizo pensar que quizá era una producción retro fake, como pasa con proyectos tipo Bogdan Irkük aka BULGARI, que en realidad es el sueco Måns Swanberg, conocido por usar múltiples seudónimos para crear música influenciada por el italo disco, con ese mismo sonido retro-futurista.
Pero en este caso, no hay rastro de ironía ni guiño moderno. Follow Me tiene supuestas fotos de Giusy Dej, incluso firmadas. Pero fuera de eso, ninguna otra aparición pública, entrevista o seguimiento. Es como si hubiera nacido y muerto con ese track… que, irónicamente, suena más vivo que nunca.
Lo más interesante de estos casos es cómo le dan la vuelta a la lógica de la fama musical. No es el artista quien hace trascender a la canción. Es la canción la que sobrevive al olvido del artista. Y muchas veces, lo hace gracias a que alguien más la escuchó, la recicló y la llevó a un nuevo público.
En un mundo tan saturado de contenido, donde todos buscan atención, estos fantasmas musicales nos recuerdan que, a veces, una sola canción basta para dejar huella. Aunque el nombre del autor se pierda, el sonido permanece. Como si la música fuera el único testimonio real de su existencia.
Bonus track
Encontrar música con estas características y que además sea realmente buena no es tan fácil. Hay un sinfín de artistas que lo intentaron, pero simplemente no funcionó (por no decir que no gustaron…). Aun así, siempre hubo propuestas sólidas que se esfumaron por mil razones, pero que dejaron huella.
Aquí te dejo una joyita más de una banda de la que probablemente no sabremos mucho más, ni los veremos en vivo. En fin… donde sea que estén, ojalá la vida haya sido buena con todos 🙂
Los Billy’s – «Viaje Poco Común»: Tremendo tema de rockabilly rescatado de las compilaciones Ataque Rockabilly (colecciones llenas de casos similares). Si entras al canal de YouTube que lo subió, encontrarás algunos temas más de su EP… pero eso es todo.
Prometo que seguiré trayendo más de este tipo de recomendaciones. Voy a estar en busca de joyas perdidas como estas, pero me encantaría saber, ¿tienes algún jam olvidado por ahí que deberíamos descubrir?