Un 23 de septiembre de 2008, Google presentó oficialmente Android 1.0 y con ello cambió para siempre la industria de los teléfonos móviles. Aquella primera versión llegó acompañada del HTC Dream, un dispositivo que se pondría a la venta semanas después, el 22 de octubre, y que sería recordado como el primer smartphone en portar el sistema operativo que con el tiempo dominaría el mercado. La apuesta era arriesgada, pues el iPhone ya estaba en circulación y parecía difícil competir con la fuerza mediática de Apple. Pero la historia terminaría dándole la razón a Android.
Los primeros pasos de Android
En ese momento, el HTC Dream no destacaba por ser un teléfono espectacular. Tenía una pantalla de apenas 3.2 pulgadas, resolución HVGA, cámara de 3 megapíxeles y un teclado físico deslizante que hoy parece un vestigio de otra época. Sin embargo, lo que marcó la diferencia fue el sistema que lo acompañaba. Android 1.0 ya incluía acceso a Gmail, sincronización de contactos, un navegador integrado y, lo más revolucionario: Android Market, la tienda de aplicaciones que permitía descargar software de terceros. Frente a la experiencia cerrada de Apple, Google proponía un entorno abierto, flexible y con la promesa de crecer con cada actualización.

Evolución y expansión
El paso de los años demostraría que esa apertura era clave. Android se expandió rápidamente porque cualquier fabricante podía adoptarlo y adaptarlo. HTC, Samsung, Motorola y muchos otros se subieron al tren de Google y comenzaron a lanzar dispositivos con el sistema. La variedad fue tanto una fortaleza como un problema: Android se volvió sinónimo de diversidad y accesibilidad, pero también de fragmentación. Cada marca introducía sus propias capas y personalizaciones, y muchas veces los usuarios quedaban atrapados en versiones obsoletas sin actualizaciones de seguridad.

Aun así, el ritmo de innovación fue imparable. Con Cupcake, Donut, Eclair y las siguientes versiones bautizadas con nombres de postres, Android sumó funciones que parecían detalles menores, pero que definieron la experiencia moderna: teclado en pantalla, widgets, notificaciones desplegables, multitarea más fluida, integración con cámaras avanzadas. De aquel sistema primitivo con íconos toscos se pasó a una interfaz cada vez más pulida, en competencia directa con iOS.
Los grandes hitos del sistema
Los hitos no se limitaron al software. Android también empujó a los fabricantes a experimentar con hardware: pantallas más grandes, sensores biométricos, cámaras múltiples, compatibilidad con redes 4G y ahora 5G, dispositivos plegables y relojes inteligentes. En todos esos terrenos Android estuvo presente, muchas veces abriendo camino antes que su competencia.

Al mismo tiempo, Google entendió que su sistema no podía quedarse solo en los teléfonos. Android se expandió al ecosistema de tablets, televisores, autos y hasta electrodomésticos, consolidándose como un estándar adaptable a distintos formatos. La filosofía de apertura no solo atrajo fabricantes, sino también a millones de desarrolladores que hicieron de la Play Store un espacio inagotable de aplicaciones.
El presente y los desafíos
Diecisiete años después, la plataforma sigue enfrentando retos conocidos. La fragmentación no ha desaparecido, y la adopción de las versiones más recientes todavía es lenta en comparación con lo que ocurre en el ecosistema cerrado de Apple. Sin embargo, Android conserva la mayor cuota de mercado a nivel global y continúa evolucionando. Sus últimas versiones han incorporado mejoras en privacidad, diseño más coherente bajo las guías de Material You y, como en todo el sector tecnológico actual, integración de inteligencia artificial.

Lo que comenzó como una alternativa incierta frente a un competidor que parecía imbatible terminó convirtiéndose en el estándar de facto para miles de millones de usuarios. El camino desde aquel HTC Dream hasta los smartphones actuales es un recordatorio de cómo la apertura, la colaboración con fabricantes y la apuesta por la personalización lograron consolidar a Android como la plataforma dominante.
Si algo enseñan estos 17 años es que Android no solo ha sobrevivido a los cambios en la industria, sino que se ha adaptado a ellos, redefiniendo lo que significa tener un teléfono inteligente en el bolsillo.