Después de una carrera que rompió moldes, Carlos Vela anuncia su retiro a los 36 años de edad. No lo hizo entre lágrimas frente a los reflectores ni en un gran estadio con una ovación final. Como siempre, a su estilo: sereno, directo y sin excesos. Con un mensaje publicado el 27 de mayo en sus redes sociales, el delantero mexicano confirmó lo que muchos ya sospechaban: su etapa como futbolista profesional ha terminado.
Desde hace meses, Vela ya no era parte del LAFC, club con el que vivió sus últimos y más prolíficos años. Sin embargo, su figura seguía presente en la conversación: ¿volvería? ¿Buscaría un último reto? Finalmente, la respuesta llegó, y fue un cierre tan elegante como su zurda.
El principio de un trayecto atípico
Carlos Vela nació futbolísticamente con una promesa bajo el brazo: fue campeón del mundo Sub-17 con México en 2005 y fichado por el Arsenal de Inglaterra poco después. Aquello no era sólo una señal de talento, sino una de las trayectorias más peculiares que veríamos en el fútbol mexicano.
Su paso por Europa incluyó clubes como Salamanca, Osasuna, West Bromwich y, sobre todo, la Real Sociedad. En San Sebastián encontró su lugar. Se volvió ídolo. Su entendimiento con Antoine Griezmann fue pura magia en la cancha. En siete temporadas se volvió uno de los máximos anotadores del equipo, pieza clave para devolverlos a la competencia europea y referente de una generación.
México, entre luces y sombras: lo que pudo ser y no fue
Vela y la selección mexicana tuvieron una relación compleja. Participó en los Mundiales de 2010 y 2018, y aunque demostró su clase en el terreno de juego, fuera de él prefirió mantenerse distante. Sus ausencias por decisión propia alimentaron una narrativa de rebeldía, pero también de honestidad. Nunca negó que el fútbol no era su vida entera. Para él, la felicidad estaba primero, y no siempre estaba en un vestidor.
LAFC: El arte de disfrutar el juego
En 2018 llegó al entonces nuevo proyecto de LAFC en la MLS. Fue el primer gran fichaje del club, y su impacto fue inmediato. Vela no sólo fue su máximo goleador histórico, también rompió el récord de goles en una temporada (34 en 2019), ganó el MVP de la liga y fue el rostro de un equipo que rápidamente se volvió protagonista.
Con LAFC ganó la MLS Cup en 2022, dos Supporters’ Shields (2019 y 2022), y la U.S. Open Cup en 2024. Lo más importante: encontró un entorno que respetaba su ritmo y filosofía.
Un futbolista fuera de molde
Vela será recordado como un talento natural que no se dejó consumir por la presión del fútbol moderno. Amaba jugar, no la fama. Prefería el cine a los titulares, la tranquilidad a los reflectores. Y aunque para algunos eso fue sinónimo de falta de ambición, para muchos otros fue una lección sobre autenticidad.
No necesitó levantar trofeos internacionales ni jugar en los clubes más mediáticos para dejar huella. Su fútbol hablaba por él: una zurda mágica, una visión distinta, una sonrisa irónica después de una jugada imposible.
Un adiós sin estridencias
Carlos Vela se va sin dramatismos, como llegó. Sin un tour de despedida ni comunicados importantes. Se va dejando una carrera construida a su manera. Y aunque ya no lo veremos con un balón en los pies, su legado permanece: el de un jugador brillante que demostró que se puede triunfar en el fútbol sin renunciar a uno mismo.
